Welcome to my mind: marzo 2005
Google
 
Web linyera.blogspot.com

martes, marzo 08, 2005

The last adventures of Pedorro

Había una vez un pez con cara de mujer. No se parecía a una mujer cualquiera, simplemente tenía razgos femeninos.
Tampoco era una sirena con cuerpo de sandía, no, no. Era sólamente un señor pez, con cara de mujer humana.
Volvía libremente por las colinas del "Oceano Rojo", feliz de estar en su agua natal. No le decían "Oceano Rojo" por la observación cromática del lugar, sino que por ser altamente manfrulas.
Oh, Perdón, en lenguaje placodermo significa nada más ni nada menos... manfrulas.
Volviendo a nuestro pez con cara de mujer, añoraba esa época cuando era larva, pero honesto, y los compañeros le decían: "miren ahí está mono, jajajaa". Nuestro amigo no comprendía las burlas y los adultos, extremadamente miopes, gritaban: "aargh, es Menem, es Menem", y lo molían a palos. Una vez recibió un tijerazo en un bronquio, pero por fortuna no le causó hemorroides.
Nuestro amigo pecesito no comprendía, no, no... sin embargo sonreía... no por ser feliz, sino porque había nacido así: con una tetera en la cabeza que le obligaba tener una permanente sonrisa. (Nuestro pez no recuerda en verdad si nació con una tetera, o si fue una tetera que le había arrojado el vecino al perecerse a un humano)
Sin embargo nuestro amiguito no era triste, simplemente era un ser que vivía en la constante incertidumbre.

Al volver a su hogar, los amiguitos le saludaron con el conocido repertorio, y los vejestorios continuaron con el tedioso ritual.
Pero esta vez no era un indefenso pecesito, ahora era super manchú. Pero nadie lo sabía, nadie. Ahora podría y sabía que podía con todos aquellos y no solo ellos, sino que se podría enfrentar con toda la fauna subacuática, incluyendo al gordo borracho del señor pulpo.
Burbujas de contenida energía con aromas dulzones emanaban de los bronquios, y sus ojos rojos revelaban una súbita elevación de energía nunca presenciada por la naturaleza... pero sería en vano contra el super yunque que le arrojaría el vecino. Semi-inconsciente tomó la última bocanada de agua fresca y dijo : "Na gurgujrla vemeronghr subrbrbr", una sabia frase.... cuyo significado no tiene sentido alguno, según los médicos, estaba delirando.

La Visión

Yo sé muy bien que hoy va a ser el día más importante que haya vivido. No sé bien por qué, pero lo sé. Quizá los sueños me lo revelaron en mi lóbrego inconsciente. No sé.
Desperté muy feliz, tranquilo, sin inconvenientes. Aunque todo seguía oscuro ──como siempre── esta vez pude divisar en mi cielo un tenue tono rojizo más fuerte de lo común. Pensé tranquilo, flotando en mi lecho nebuloso, acerca de la vida y sus vueltas. No entendí por qué nosotros nacemos, y cuál es el fin de la vida: ¿Para qué nacemos?, ¿cuál es el motivo?, ¿por qué nacer sufriendo y morir del mismo modo?. Viejo, dejá de pensar, ──me dije── te vas a volver loco. Un temblor hizo que perdiera el equilibrio. En unos minutos, recobré mi posición original. En ese instante pude alcanzar a oir un susurro lejano decir “ay, se mueve” no pude discernir si aquello había sido una imaginación, o lo había escuchado de verdad.
En estos últimos días no pude distinguir la realidad entre los sueños. Quise gritar, pero me era imposible. Una profunda depresión se apoderó de mí. Ya no podía controlar mis actos y todo estaba ahora fuera de mi alcance. También tenía una sensación de ser espiado en forma constante. Era verdad. Una angustia crecía día a día, por lo que decidí hacer un experimento y logré comprobar que era, como sospechaba, constantemente vigilado: Un día me hice el dormido, pero estada atento a todo lo que ocurría a mi alrededor, entonces, luego de una prudente espera, pude alcanzar a escuchar en forma clara que alguien describía todos mis actos. Aún así no estoy absolutamente seguro de si aquello fue un sueño demasiado real, o una realidad oscuramente turbia. La verdad es que la frontera es bastante difusa. Estaba viejo. Lo sabía. Y mi hora había llegado. Hoy era el día que había sido indicado, por lo tanto me puse a esperar. Qué injusta es la vida... yo nunca había conocido a mis padres, pero yo sentía siempre que un lazo misterioso nos unía desde mi concepción. El nivel de adrenalina subió aceleradamente, lo que me produjo una sensación de escalofrío espeluznante. Mi organismo nunca quiso comportarse como yo quería.
Sin embargo, mi hermano siempre estuvo a mi lado. Pero nunca nos hablábamos. Sólo una mirada profunda bastaba para que nos entendiéramos perfectamente. Cuando él se sentía mal, yo lo comprendía al instante. Era extraño, ya que yo también podía sentir una sensación de malestar similar a la que sentía él. Yo creo que a eso se le llama comprensión. Muchas veces pensé sobre el futuro, qué sería del futuro, cómo serían las próximas generaciones. Muchas veces lloré. No entiendo por qué el mundo tiende a degenerarse y que sabiendo que se degenera, no toma medidas al respecto hasta que los efectos son irreversibles.
Meditando mucho tiempo, llegué a la conclusión de que los adultos son tan caprichosos como sus propios hijos. La cuestión es que el adulto tiene más poder que el niño, por lo tanto, el que tiene la razón es el adulto y ──aún a sabiendas de que su hijo tiene la razón── el niño es el caprichoso.
Aún recuerdo cuando estuve con Dios (¿Habrá sido un sueño?), caminando por el paraíso. Yo le rogaba que no me arrojara al mundo, pero él insistía que debía ponerme a prueba, para saber si de verdad lo amaba. Con sólo mirarlo, te dabas cuenta de que era La Sabiduría. Por eso, ante él no existían las objeciones. Dudar de su decisión, era hacerlo adrede. Luego de esa charla, me quedan visiones difusas. Cada día que pasa, más confusas se me tornan las palabras que me decía.
También recuerdo cuando yo era un mocoso insolente, y solía patear todo. Toda mi vida pareciera haber pasado en un instante.
Ah!, no puedo creerlo, en el cielo puedo divisar una luz penetrante que me encandila los ojos. Hay algo que desciende desde lo alto. Puedo respirar un nuevo aire. La luz se hace más penetrante que nunca. Una sensación fría me envuelve y me sujeta suavemente, para volverse cálido al instante siguiente. Comienzo a elevar. La sensación de ingravidez es increíble. Sonidos extraños me aturden, tengo mucho miedo. Estoy inmerso en la intensa luz, siento un miedo pavoroso, y por primera vez puedo gritar.

Un hombre gritó: ──Cuatro quilos quinientos cada uno, parece que acá tenemos a dos campeones, eh?... Felicitaciones señora, usted tiene dos saludables mellizos.

Huye de mi

Huye de Mi. (improvisación, incompleto)
07/03/05
11:42─12:53@UADE

Una vuelta más y hubiera logrado mi cometido, ¡una vuelta más y le hubiera ganado a Dios! ¿Quién era Él al fin y al cabo?, maldito arrogante clandestino, si hubiera sido más explícito, si lo hubiera sido... Condenado estoy ahora a la Eternidad, ¡quiero morir, quiero morir!...

"¡Ábranme, ábranme!, no quiero estar solo, ¡por Dios, no!", se escuchaba lejano mientras nudillos sangrantes retumbaban la bóveda celeste. Un clamor lastimoso aturdía los oídos de los cercanos, pero nadie, nadie escuchaba realmente. La calle era una instantánea impertérrita, una cotidianidad sepia en donde lo inesperado era esperado. Gente por Doquier rodeando a Po. Un punto oscuro en un pozo, una patada, unos brazos y ese maravilloso odor de unos chalecos nuevos. "¡Mami, mami, me compraste ropa nueva!", exclamaba sollozando de alegría. Una oscuridad tambaleante, inestable, rugido de bujias, un chirrido. "¡Mami, esta camisa me queda grande, pará que apenas puedo mover mis brazos!", informaba a sus protectores. "¡Siempre te he dicho que no jugaras con fuego!", le decía alguien del pasado. "Pero la camisa..."

──Un tucán sentado en un barril.
──¿Y este?
──Un gordo equilibrista en la cornisa. ¿Ve acá?, ahí tiene el palito y ahí están sus patas.
──Ahá, ¿Y acá que ves?──pregunta mientras su birome realiza una danza frenética.
──Un ogro
──¿Y qué está haciendo el ogro?
──Es difícil decirlo...
──¿Por qué?
──Porque se está comiendo a su madre.
──¿Y cómo sabés que es mi madre?
──Porque usted la está matando.
Una silla vuela en el aire.

Sigiloso observé el sacrificio inevitable, siempre en las guerras cae algún inocente. Si hasta Estados Unidos falla con sus misiles teledirigidos, ¿cómo yo podría haber previsto que la pata podía penetrar en su yugular? Retiro solemne la silla respetando al pobre difunto, pero su muerte no sería en vano, nada había como una merecida libertad. Ya no quiero esta camisa, me duelen los brazos. Unos ojos se asoman en la ventana de la puerta, seguido de un pitido ensordecedor escucho un estampido de innumerables pies y tintineos metálicos. Otra silla voladora cumplía su misión quebrando cristales, aportando dignamente a mi causa. "Recordadme ascenderlo a Capitán, Sr. Silla". Mis piernas aceleran a una velocidad vertiginosa, ya lejos se ven a esos payasos blancos con bastones mágicos. ¡No llego!, no llego, si me hubiera entrenado más en la legión. "Legio patria nostra", exhalaba mis últimos suspiros al presentido instante que los enfermeros arrebataban mi tan ansiada libertad en la redentora esquina. (continuará...)

Nadine la gorda fofa

"Little sweetheart what's wrong?
Please, stop trembling like a leaf
or do you want another smack
on that shit eating face?"

Nadine, ¡oh dulce y hermosa nadine!, ¿dónde te encuentras? Aún cuando creo ver tu angelical rostro rabicundo mi ser se estremece de dicha ante gozosa visión, espectáculo celestial en este mundo de puercos inmundos que se retuercen en sus miserias cotidianas, pútridas conciencias en viciosos círculos de aspestosa pestilencia cuya sodomizada percepción del mundo tergiversa el destino de los homínidos superiores autodenominados humanos. Melancolía eterna sulfura mi ser ante la tortuosa espera de tu regreso. Oh, Nadine, cómo extraño tu aroma, tu perfume, tus cálidas y sedosas manos acariciandome dulcemente, tu aliento, tus eructos, tus sonidos guturales, el sonido del bolo alimenticio en su lucha con el jugo gástrico para pasar a la pulposa existencia del quimo. ¡Oh, cómo olvidar el dulce ronroneo del quimo traspasando al duodeno para ser remojados en líquidos pancreáticos y hepáticas enzimas digestivas tras la apertura del píloro cual caballerosa invitación a continuar su intrincado viaje! Aún creo recordar el sonido de cuando tus intestinos delgados con sus finas vellosidades absorvían las proteínas, aminoácidos y lípidos para tu esencial nutrición. Oh, Nadine, ¿cuándo volverás? La brisa otoñal que ondean mis cabellos, y el sol impoluto con sus rayos cristalinos son menos claros cuando no te encuentras junto a mí, Nadine, la luna me encandila, el sol no ilumina, mis escritos no armonizan, necesito tu compañía, oh Nadine.